miércoles, 12 de febrero de 2014

Tuiteratura. Diciembre 2013. (I) Eva Sánchez Palomo.



La niña que mira al cielo lleva los ojos llenos de estrellas. 
La niña que mira al cielo puede volar con los ojos abiertos, agarrada a la cola de una estrella fugaz.

La niña que mira hacia el cielo se ve en el espejo, un reflejo de luna de plata.

La angustia de saberse monigote de papel en medio de la tormenta.

La música de la lluvia sobre los tejados suena a nostalgia de no caer sobre la tierra desnuda.

La realidad amaneció más borrosa que de costumbre. Con la tinta corrida, chorreando.

El monstruo del armario se ha mudado a la despensa. Allí puede comerse tranquilo las galletas.

El monstruo de la despensa duerme con la cabeza sobre un paquete de azúcar, y abrazando los cereales muy fuerte con sus tentáculos.

La galaxia de mi armario me acompaña por las noches con un sonido metálico, de planetas moviéndose.

La galaxia ha engullido al monstruo que la miraba, hipnotizado, con los tentáculos chorreando, dentro del armario.

Mi monstruo ya ha salido del armario. Se ha liado con el fantasma del desván. Su amor es de niebla y tentáculos.

He salido de la ducha y he aparecido en el Londres Victoriano, a orillas del Támesis una noche de mucha niebla.

Papel en blanco y pinturas para dibujar su destino. Dibujó estrellas doradas y una luna sonriente sobre un cielo añil.

Gastó años intentando escapar del laberinto hasta que descubrió que allí,en los pasadizos de altos muros, podría construir su hogar.



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