lunes, 4 de julio de 2016

Desazón. Luis Mateo Díez.

Toda la semana con aquel creciente desasosiego. Una inquieta comezón que me desvelaba, que no me daba reposo. Hasta que el sábado, después de ir de un sitio a otro sin alivio, quedé desfallecido en un banco del parque.
No sé si dormí un minuto o tres horas. Me despertó aquel raro rumor que sentía dentro de mí, un murmullo como de bocas devoradoras. Un niño me observaba.
—Mira, mamá —dijo señalando con el dedo—, a este señor le salen hormigas por la nariz.


El árbol de los cuentos, 2006.

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