miércoles, 1 de abril de 2020

Tu futuro de tus padres. Gabriel de Biurrun.

Debussy Brubeck fue parido para el piano. A nadie le importó jamás si el niño había nacido changador, ebanista o cantor de tangos. Nunca le preguntaron si quiso ser filólogo, payaso, astronauta, o escritor; notario, o alicantino. Sus padres no contemplaron que pudiera tener una intención distinta a la de tocar y componer.
De pequeño dormía sobre el taburete dispuesto ante el Steinberg del salón y lloraba siempre en la menor. Sus dedos, con el tiempo, acabaron por ser capaces de medir una octava en vez de un palmo; y nunca -ni desnudo- abandonó el gesto al sentarse, ese apartar hacia atrás la cola del chaqué. Ni siquiera ahora pierden sus dedos ese brillante sincopado; ahora que su cuerpo pende de la segunda cuerda más gruesa del piano; si bemol, creo.

 

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