Érase una vez un hombre que se
llamaba Kuznetsov. Un día se le rompió un taburete. Salió de casa
y se dirigió a una tienda a comprar cola de carpintero para pegar el
taburete.
Cuando
Kuznetsov pasaba cerca de un edificio en construcción, cayó un
ladrillo de lo alto y le dio en toda la cabeza.
Kuznetsov
se desplomó, pero enseguida se levantó de un salto y se tentó la
cabeza. A Kuznetsov le había salido un enorme chichón en la cabeza.
Kuznetsov
se frotó el chichón y dijo.
-Yo,
ciudadano Kuznetsov, había salido de casa y me dirigía a la tienda
a... a... a... ¡Diantres, qué es esto! ¡Se me ha olvidado a qué
iba yo a la tienda!
En
ese momento, un segundo ladrillo cayó del tejado y de nuevo le dio a
Kuznetsov en toda la cabeza.
-¡Ay!
-exclamó Kuznetsov. Se llevó las manos a la cabeza y se notó un
segundo chichón-. ¡Pues sí que estamos buenos! -dijo Kuznetsov-.
Yo, ciudadadno Kuznetsov, había salido de casa y me dirigía a... me
dirigía a... me dirigía a... ¿Adónde demonios me dirigía? ¡Se
me ha olvidado adónde me dirigía!
En
esas, un tercer ladrillo le cayó de lo alto a Kutnetsov. Y a
Kuznetsov le salió un tercer chichón en la cabeza.
-¡Ayayay!
-gritó Kuznetsov, agarrándose la cabeza-. Yo, ciudadano Kuznetsov,
había salido de... había salido de... ¿había salido del sótano?
No. ¿Había salido del tonel? ¡No! Pero ¿de dónde había salido
yo?
Del
tejado cayó el cuarto ladrillo, golpeó aKuznetsov en el cogote, en
el cogote le salió a Kuznetsof el cuarto chichón.
-¡Bueno,
bueno! -dijo Kuznetsov, rascándose el cogote-. Yo… yo… yo… ¿Y
quién soy yo? No me digas que se me ha olvidado cómo me llamo.
¡Será posible! ¿Cómo me llamaba yo? ¿Vasili Petujov? No.
¿Nikolái Sapogov? No. ¿Panteléi Rysakov? No. ¿Pero quién soy
yo?
Entonces
del tejado cayó el quinto ladrillo y le dio a Kuznetsov tal golpe en
el cogote que Kuznetsov se olvidó definitivamente de todo lo habido
y por haber y, gritando: «Oh, oh, oh», echó a correr por la calle.
***
¡Por
favor! Si alguien ve por la calle a un individuo con cinco chichones
en la cabeza, tenga la bondad de recordarle que se llama Kuznetsov y
necesita comprar cola de carpintero para arreglar un taburete roto.
1 de noviembre de 1935.
Me llaman Capuchino, 2006.
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