lunes, 23 de octubre de 2023

La rueda de la vida. Apronenia Avitia. [Pascual Quignard]

Antes de haber nacido somos los cadáveres de una vida que no recordamos y flotamos en el fondo del océano.
Mientras nuestras madres nos llevan dentro, nos abotargamos, nos hinchamos de aire, nos pudrimos, y subimos poco a poco a la superficie de ese océano.
El nacimiento nos arroja bruscamente a la orilla. Es una especie de ola repentina y violenta. T. Lucrecio Caro decía que cada día de nuestra vida abordamos sin cesar un río de luz.
Al primer contacto con el sol, empezamos a oler (a apestar, como carne manida) y a llorar.
La muerte nos devuelve a la profundidad, el silencio y la calma inodora del abismo.

Las tablillas de boj de Apronenia Avitia. Pascal Quignard. 2003.

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