—Me parezco a ciertos
animales que sólo viven de noche.
—Sólo
pido una cosa, y es todo: que mires la claridad, el sol.
—No
me faltan ojos para constatar que aquí el sol es el sol, el verde es
verde, y cuando esto se pone rojo, es rojo.
—No
es necesario comprender tanto. Te amo. ¿Qué otra cosa pude haber
hecho sino extraerte de la noche?
—¿Me
sacaste de la noche?
Yo
tenía un cuchillo y dejé que mi acto continuara en vez de mi
lengua.
Comprobé
qué parecido a un cerdo era ese hombre agónico.
—Exactamente
como un cerdo —dije.
Pero
él no contestaba nada y me miraba con ojos embrutecidos. Al sol
primero y a mí después.
Prosa completa, 2015
No hay comentarios:
Publicar un comentario