domingo, 4 de octubre de 2015

Microhorrores. José Luis Zárate. Microhorrores.

Las plantas de carne no son el horror, son las sutiles raíces de sangre que nos beben.


El guiso era tan bueno que se chupó los dedos, los mordisqueó, fue arrancando con cuidado cada deliciosa uña.


La devoró con la mirada. Ella no podía apartar la vista de esos ojos llenos de dientes.


AGUA PESADA. Las nubes cayeron sobre nosotros, silbando como bombas.


Con qué majestad, poder y maldad las mariposas en Tokio desplegaron sus alas.


El que las tormentas causadas por mariposas sean poéticamente multicolores no consuela a nadie.


LUNA LLENA. Después de devorar la Tierra no podía con un bocado más.


Los polluelos gritan de horror y aun así los padres siguen llenándoles la boca de gusanos.


Sólo tiene un año de muerto, dice la orgullosa madre, y ya camina.


Relájese, dijo la enfermera sin rostro.


Llueve sangre, salimos a ver. El cielo, herido de muerte, empezó a caer.


Salió del pastel. Como no hubo sobrevivientes nunca supimos qué.





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