miércoles, 28 de octubre de 2015

Réprobo. Sandro Bossio Suárez. Microrrelato.


El anciano, harapiento y famélico, pasa por la estancia, en cuya entrada la madre encanilla la lana y cuida de sus dos hijos que juegan en la tierra. Al verla, se detiene, le hace una reverencia y, sin mirarle a los ojos, le pregunta:
—¿Me dejarías probar un poco de tu comida?
La madre asiente y abandona su hilado.
—Por supuesto, buen hombre —le dice—. Espere un momento.
Y entra a la choza a poner la comida sobre los carbones aún calientes. Mientras espera, canturrea una canción, se distrae jugando con sus cabellos. Cuando vuelve a salir con la comida servida, el plato se le cae de las manos, despedazándose contra el suelo.
—Gracias —le dice el anciano escupiendo el último hueso de los niños. 







No hay comentarios:

Publicar un comentario