jueves, 28 de septiembre de 2017

Breve historia del fin de los ángeles. Eugenio Mandrini.

Todo empezó con aquel ángel expulsado del paraíso y condenado a malmorir como ermitaño en el viento, por haber nacido con tres alas, deformación horrorosa que, al volar, causaba chirrido en los oídos y desilusión en los ojos.
La segunda expulsión fue la de ese otro ángel nacido con una sola ala, desfiguración no menos detestable que aquélla, dado que al volar dejaba en los ojos la mitad de una totalidad y en los oídos un sonido fracturado por irritantes silencios.
A partir de entonces comenzó una larga y escandalosa sucesión de acechanzas y conjuras, que derivó en la disolución de la especie, debido a la comprobación de que todos ellos, ya desde su origen, eran fatalmente discriminables: unos, por sencillamente feos (los había hasta melancólicos, y algunos de labios torcidos por una sonrisa); otros, por definitivamente idiotas: unos pocos, por intelectuales dedicados clandestinamente al estudio del mundo anterior al mundo; y el resto, los más, por ser monstruosamente humanos.

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