jueves, 24 de agosto de 2023

Fragmento 43. Libro del desasosiego. Fernando Pessoa.

Hay un cansancio de la inteligencia abstracta, y es el más horrible de los cansancios. No pesa como el cansancio del cuerpo, ni inquieta como el cansancio del conocimiento y de la emoción. Es un peso de la conciencia del mundo, un no poder respirar con el alma.
Entonces, como si el viento tropezase con ellas, y fueran nubes, todas las ideas en las que hemos sentido la vida, todas las ambiciones y designios en los que hemos fundado la esperanza de su continuación, se rasgan, se abren, se apartan transformadas en cenizas de niebla, jirones de lo que no fue ni podría ser. Y por detrás de la derrota surge pura la soledad negra e implacable del cielo desierto y estrellado.
El misterio de la vida nos duele y aterroriza de muy diversos modos. Unas veces viene sobre nosotros como un fantasma sin forma, y el alma tiembla con el peor de los miedos—el de la encarnación disforme del no-ser. Otras veces está a nuestras espaldas, sólo visible cuando no nos volvemos a ver, y es la verdad absoluta en su horror profundísimo de desconocerla.
Pero este horror que hoy me anula es menos noble y causa más tormento. Es una voluntad de no querer tener pensamiento, un deseo de nunca haber sido nada, una desesperación consciente de todas las células del cuerpo y del alma. Es un sentimiento repentino de estar enclaustrándose en la celda infinita ¿Hacia dónde imaginar la huida, si la celda es todo?
Y entonces me acomete el deseo transbordante, absurdo, de una especie de satanismo previo a Satán, de que un día —un día sin tiempo ni sustancia—se encuentre una huida fuera de Dios y el más profundo de nosotros deje, no sé de qué manera, de formar parte del ser o del no-ser.

Libro del desasosiego, 1982.

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