sábado, 24 de septiembre de 2016

Viajeros sin equipaje. Araceli Esteves.

El hombre parece inquieto, la mujer que lo acompaña acuna a un bebé envuelto en una manta. Verlos en el andén sin equipaje, ni siquiera un bolso de mano, resulta turbador. Se oye el pitido del tren que se aproxima a la estación y la mujer avanza hacia las vías con pasos lentos pero decididos. El aire se congela mientras ella se asoma sobre las vías como si buscara el mejor lugar para lo que ya se intuye inevitable. El bebé rompe el silencio con un llanto premonitorio. El silbido se intensifica y adopta una intermitencia familiar. Me aparta bruscamente de la escena y me lleva en vuelo fulminante al bip bip del teléfono móvil, que siempre suena puntual cuando estoy intentando tener una pesadilla. 

 

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