Homero,
melindroso, apenas si lo da a entender. Otros poetas lo admiten sin
tapujos. Y bien: Aquiles y Patroclo eran amantes. Ecmágoras nos ha
revelado cómo comenzó esta historia.
Obligado
a casarse con su prima segunda, la princesa Ifigenia, pero prendado
de la esclava Polixena, Aquiles recurrió a una artimaña. Hizo que
Polixena durmiese en un cuarto contiguo a la alcoba matrimonial y
todas las noches, antes de acostarse con Ifigenia, se acostaba con la
esclava. Al borde de alcanzar el deleite se levantaba, corría al
lecho de Ifigenia y en un santiamén cumplía con sus deberes
conyugales.
Ignorante
del ardid, Ifigenia estaban encantada con aquel marido que aparecía
en el dormitorio ya provisto de tanto ardor que a ella no le daba
tiempo para nada. Pero al cabo de unos cuantos días, o más bien de
unas cuantas noches, se hartó de ese apuro que a ella le dejaba en
ayunas de la voluptuosidad, y empezó a lloriquear y a regañar a
Aquiles.
Polixena,
por su parte, también lloraba y se quejaba porque Aquiles la
abandonaba justo en los umbrales del placer. Hastiado de que las dos
mujeres le hiciesen escenas, Aquiles pidió la colaboración de su
íntimo amigo Patroclo. Entre ambos tramaron un plan y desde entonces
las cosas mejoraron mucho para todos. En la oscuridad, mientras
Aquiles se regocijaba con Polixena, Patroclo entretenía a Ifigenia.
En el momento exacto, y para evitar que Ifigenia tuviese una prole
bastarda, Aquiles y Patroclo canjeaban sus respectivas ubicaciones.
La falta de luz permitía que ese constante ir y venir no fuese
advertido por las dos mujeres, quienes durante el día andaban de muy
buen humor. Pero todas las noches Aquiles y Patroclo se cruzaban
desnudos y excitados en el vano de la puerta entre ambas
habitaciones.
Una
noche tropezaron, otra noche fue un manotazo en broma, otra noche fue
una caricia, otra noche fue un beso al pasar, y un día Aquiles y
Patroclo anunciaron que se iban a la guerra de Troya.
Lo
demás es harto sabido.
Foto de la escultura "Aquile y Patroclo" réplica, de autor anónimo, de la Escuela de Pérgamo (240 AC-230 AC).
El jardín de las delicias. Mitos eróticos. Marco Denevi, 1992.
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