Amor
I.
A
ella le gusta el amor. A mí, no. A mí me gusta ella, incluido,
claro está, su gusto por el amor. Yo no le doy amor. Le doy pasión
envuelta en palabras, muchas palabras. Ella se engaña, cree que es
amor y le gusta; ama al impostor que hay en mí. Yo no la amo y no me
engaño con apariencias, no la amo a ella. Lo nuestro es algo muy
corriente: dos que perseveran juntos por obra de un sentimiento
equívoco y otro equivocado. Somos felices.
Amor
II.
Pretende
que estoy enamorada del amor y que a él sólo le interesa el sexo.
Dejo que lo crea. Cuando su cuerpo me estremece, lo atribuye a sus
muchas palabras. Cuando mi cuerpo lo estremece lo atribuye a su
propio ardor.
Pero me ama y no lo saco de su engaño porque lo
amo. Sé muy bien que seremos felices lo que dure su fe en que no nos
amamos.
Todo tiempo futuro fue peor. Raúl Brasca, 2004.
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