lunes, 25 de marzo de 2019

Las vueltas de la vida. José Tomás Angola.


María Antonieta no vio nada. La tela negra envolvía su cabeza. Lo que podía era escuchar los insultos y los gritos. Muchos alaridos que crecían o disminuían como si a su alrededor pasaran cosas, cosas que ella no veía y que llevaban al populacho a gritar o a callar. La posición la incomodaba, de rodillas, inclinada, como cuando la recibía el rey en audiencia o se le entregaba al conde sueco que tanto placer le regaló en palacio. El zumbido chirriante le llamó la atención por sobre los aullidos y aunque estos se hicieron frenéticos, siguió concentrada en el ruido. Quiso tragar saliva y entonces no pudo. Comenzó a girar.
Todo le dio vuelta y aunque no pudo ver nada, sintió que rodaba por una escalera.
Cuando trató de detener los trompos, comprendió que ya no tenía cuerpo.


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