En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero
acordarme, y en medio del camino de la vida, errante me encontré en una selva
oscura cuando frente al pelotón de fusilamiento el coronel José Aureliano
Buendía recordó aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el
hielo a él, que sólo deseaba confesar que vino a Comala porque le dijeron que
acá vivía su padre, un tal Pedro Páramo, declaración expresada la candente
mañana de febrero en que Beatriz Viterbo murió, apenas poco después de que
Gregorio Samsa despertó convertido en un escarabajo, preguntando como loco, a
gritos y con una pena extraordinaria, ¿en qué momento se jodió el Perú?
No hay comentarios:
Publicar un comentario