Qué cosa, el progreso.
Qué cosa esta de estar entre la muerte y la muerte y ponerte en las manos enguantadas de un orfebre del bisturí y salir por tu propio pie de las salas blanquísimas que huelen a cloroformo, qué cosa.
Tras el accidente yo fui el primer hombre que recibió una transfusión completa de sangre de guepardo. Corre ahora por mis venas un torrente de sabana velocísima, de prisa felina y darviniana depredación.
Ya jamás cojo el coche. Cada día atravieso la ciudad de punta a punta, el país recorro de norte a sur cada verano, impulsado por el vendaval de mis piernas todo fibra elástica: a la oficina en cinco minutos, de Madrid a Salamanca en un par de horas. Por el camino, alguna provisión, avituallamiento para el viaje de centella: un guardia urbano, la cajera del súper, un par de niñas haciendo novillos en mi trayecto de revivido infatigable.
Qué cosa esta de estar entre la muerte y la muerte y ponerte en las manos enguantadas de un orfebre del bisturí y salir por tu propio pie de las salas blanquísimas que huelen a cloroformo, qué cosa.
Tras el accidente yo fui el primer hombre que recibió una transfusión completa de sangre de guepardo. Corre ahora por mis venas un torrente de sabana velocísima, de prisa felina y darviniana depredación.
Ya jamás cojo el coche. Cada día atravieso la ciudad de punta a punta, el país recorro de norte a sur cada verano, impulsado por el vendaval de mis piernas todo fibra elástica: a la oficina en cinco minutos, de Madrid a Salamanca en un par de horas. Por el camino, alguna provisión, avituallamiento para el viaje de centella: un guardia urbano, la cajera del súper, un par de niñas haciendo novillos en mi trayecto de revivido infatigable.
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