Dicen
que antes de la invención de los rayos láser la gente tenía muchos
problemas para organizar su pasado. Es decir, tenían que recordar y
olvidar por sí mismos. No como ahora, que basta ir a la clínica,
llenar el formulario y poner, por ejemplo, bórreme el año 1973, esa
canción que comienza hoy la vi, yo estaba en el bar, el examen final
de latín, la frase que me citaron en el estacionamiento de autos,
todo lo que tiene que ver con el nombre de Laura, o rescáteme en
detalles la función de matinée de Los paraguas de Cherburgo, la
fiesta de graduación pero sólo hasta las diez de la noche, mi
abuelo cuando me lleva al circo y tengo cinco años. La tarde en el
café Paula, ésa donde la mayonesa del croissant dejó una mancha
apetecible en la comisura de sus labios.
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