lunes, 31 de enero de 2022

Mañana. Anette María Jiménez Marata.

Su vida era una constante posposición. Había aplazado el matrimonio para cuando tuviera más solvencia económica, los hijos para cuando gozara de una casa más amplia y la mudanza para el momento en que dejaran de serle útiles los vecinos cercanos.
Aquella mañana debía haber realizado su más importante viaje de trabajo, pero como lo había postergado debido al cansancio, la Muerte, al llegar, se lo encontró en su más dócil estado. Satisfecha con la circunstancia, decidió concederle el favor de seleccionar cómo quería morir pero, atónita, sólo escucho una frase:
Mañana, cuando despierte, te digo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario