Cuando la vi por
primera vez estaba tendida al sol, sobre la arena. Llevaba sus gafas
oscuras y un bikini rojo, y bastaron un par de segundos, para saber,
sin ninguna duda, que quería pasar el resto de mi vida a su lado.
Desde entonces, dedico todo mi tiempo a buscarla. Esta tarde, la he
encontrado. El sol ya comenzaba a ponerse en el horizonte y una brisa
suave me acariciaba el rostro. Mientras corría hacia ella ha vuelto
a suceder. La arena ha empezado a desaparecer bajo nuestros pies y
nos hemos precipitado al vacío.
Durante
un instante he logrado agarrar su mano. Luego todo ha sido muy
rápido. Una montaña de arena se nos ha venido encima y nos hemos
soltado. Alguien ha debido de darle vuelta al reloj. Ahora tengo que
encontrarla de nuevo.
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