jueves, 25 de agosto de 2022

El caso Arístides. Andrés Neuman.

Desde que tuvo uso de razón, Arístides no articuló sonido: él aguardaba. Confiaba en ser capaz, cuando el final lo acechase, de convocar sus sueños, sus años y su rabia, y resumirlo todo en un alarido. Sería una sola voz, descomunal y precisa, que ahuyentaría a la muerte cuando llegase a buscarlo.
El silencioso Arístides murió una tarde de otoño, sonriendo mientras dormía.

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