El paciente de la 103 se queja de que le pica la pierna izquierda. A veces, cuando entro a cambiarle la sonda, o el suero, me pide que le rasque, me implora con los ojos. Yo me hago la despistada, no sé cómo decirle que la ha perdido, que ya no estaba ahí cuando subió del quirófano. No es mi mayor preocupación, en todo caso. Porque tampoco sé cómo decirle que lleva un día entero hablando con un sillón vacío, como si también le picara su mujer.
Los años de lluvia, 2012.
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