Al
llegar al centro del laberinto y encontrarlo vacío, se sentó a
meditar. Desesperado por su fracaso, resolvió darse muerte. Cuando
la sangre llegó a la entrada, el pueblo gimió afligido y aterrado
ante una víctima más que no lograba acabar con el monstruo del
laberinto.
Cuentos malvados, 2003.
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