Cierto
día Belleza y Fealdad se encontraron a orillas del mar. Y se
dijeron:
-Bañémonos
en el mar.
Entonces
se desvistieron y nadaron en las aguas. Instantes más tarde Fealdad
regresó a la costa y se vistió con las ropas de Belleza, y luego
partió.
Belleza
también salió del mar, pero no halló sus vestiduras, y era
demasiado tímida para quedarse desnuda, así que se vistió con las
ropas de Fealdad. Y Belleza también siguió su camino.
Y
hasta hoy día hombres y mujeres confunden una con la otra.
Sin
embargo, algunos hay que contemplan el rostro de Belleza y saben que
no lleva sus vestiduras. Y algunos otros que conocen el rostro de
Fealdad, y sus ropas no lo ocultan a sus ojos.
El vagabundo, 1976.
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