miércoles, 2 de octubre de 2019

Malos tiempos para las hadas. Ernesto Ortega.

Cuando estalló la crisis, papá ya no pudo comprarnos más libros y las brujas y las hadas se vieron obligadas a emigrar a Alemania, en busca de trabajo. Los lobos, en cambio, se disfrazaron de corderos y huyeron a Wall Street, donde la realidad cotiza al alza y la magia consiste básicamente en multiplicar por dos el valor de las acciones. Los gnomos no pudieron hacer frente a los préstamos hipotecarios. Ni encadenados a sus setas lograron evitar que los desahuciasen. La casita de chocolate también se la ha quedado el banco. Con el calentamiento global acabará por derretirse. El lago donde otrora chapoteábamos felices está casi vacío. Los sapos agonizan al sol, mientras esperan a que alguien los bese, y hasta los patitos más feos han perdido toda esperanza de convertirse en cisnes. Como no tenían papeles, los duendes y los elfos fueron expulsados. Los ogros perdieron el apetito y las perdices están en peligro de extinción. Dicen que habíamos imaginado por encima de nuestras posibilidades, pero a papá no le importa. Cada noche, antes de dormir, entra en nuestro cuarto y se inventa un cuento. Y así vamos llegando a fin de mes.

Esta noche te cuento. Diciembre 2017.
 

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