Tu nuevo vecino es famoso. Era el
protagonista de tu serie favorita. Tienes todos los DVD,s. Al
principio pensaste que sería Kelsey Grammer, el actor que encarna al
psiquiatra Frasier Crane, pero no. Él es Frasier en persona. Un
personaje de ficción de carne y hueso. Tiene su sonsulta puerta con
puerta con tu casa. Por allí desfila todo el elenco de seres que
pueblan los episodios: su padre Martin, Daphne la terapeuta, Eddie el
perro, o Niles el hermano pequeño. Los observas a través de un
agujero que has hecho en la pared. Al principio pensaste que todos
eran actores, pero no, no actúan. Repiten palabra por palabra los
diálogos. Te los conoces de memoria. Incluso puedes escuchar las
risas enlatadas que ellos no pueden oír después de cada chiste. Es
extraño convivir con personajes que, en realidad, no existen fuera
de la comedia para la que fueron escritos. Los actores deberían
saber que sus personajes tienen vida propia. Al fin y al cabo se
sirven de su imagen para exisitir, como un parásito alienígena que
invade un cuerpo. Pensaste si tú también serías un personaje de
ficicón y tu destino lo escribe un equipo de guionistas, pero tienes
libre albedrío. Eres real. Te mueves a voluntad. Te mudaste a
Seattle porque tú lo elegiste. ¿Podrías entonces intervenir en la
vida de Frasier? Cómo admiras a Frasier. Lo sigues desde que no era
más que un secundario en Cheers. Cómo te alegraste cuando lo
convirtieron en protagonista.
Un
spin off, se dice ahora. Sacan a un secundario popular de la sombra y
le ponen los galones de protagonista para que sea el capitán de su
propia serie. Te encantaría entrar en su consulta, ¿verdad?
¡Bastardo! ¡Crees que necesitas un psiquiatra que te medique de
nuevo para librarte de mí! No te debieron encerrar en el manicopio
por matar a aquellas personas en el motel. Tú y yo sabemos que fui
yo quien lo hizo. Yo empecé la carnicería acuchillando a aquella
zorra en la ducha. ¡Tú lo sabes! ¿Por qué me quitaste el mérito
ante la policía, hijo mío? ¡No me restes protagonismo! ¡Reniegas
de mí! ¡Te avergüenzas! ¡Siempre escondiendo a tu madre! ¡Si
intentas de nuevo hablar con ese psiquiatra, convertiré la comedia
de Frasier en un drama! ¡El llanto enlatado sustituirá a las risas!
¡Aléjate de la puerta! ¿Dónde vas, Norman?
Petricor, 2018.
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