Tome unas zapatillas deportivas
del número 32.
Introduzca
algo de arena en su interior.
Inclínese
ante el retrete y vacíe allí la arena de las zapatillas.
Escuche.
Es
un ruido de bambú hueco entrechocando, de Campanilla volando en
Guatemala, de balbuceo de flauta, de pompas en los labios.
Así
suenan los recuerdos de un hijo muerto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario