miércoles, 20 de septiembre de 2023

That's life. Ginés S. Cutillas.

Entra en el camposanto como un torero a hombros de cuatro porteadores sentado en el ataúd, saludando a diestro y siniestro con una mano mientras en la otra sostiene una cerveza. La banda de música toca When the saints go marching in, tal y como ha dejado escrito. Las mujeres que han representado algo en su vida le tiran rosas rojas, su color favorito; los amigos van detrás abrazados, cantando y cambiándose la botella de bourbon de mano en mano. Todos ríen. El punto álgido se produce cuando se pone de pie en el féretro y, aún a hombros, se pone a bailar claqué aprovechando el suelo de madera. Los aplausos no se hacen esperar. Más rosas, más bourbon, carcajadas. Poco antes de meterlo en la fosa se concentran en círculo alrededor de ella y rememoran las anécdotas más divertidas. Los amigos de toda la vida, los de la infancia; los amigos de la universidad, los de la adolescencia. Cada historia se sella con un abrazo entre el protagonista y el que la ha contado. No recuerda haberse reído tanto en la vida. Un gran tipo, sí señor.
El sepulturero espera un tiempo prudente y cuando ve que aquello se va a alargar dice que está a punto de terminar su jornada y que tendrían que ir acabando. El homenajeado no quiere molestar más. Se lleva las manos a la boca, reparte besos y guiños aquí y allá, y por fin se tumba en la caja. Cuando lo bajan todavía se le oye cantar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario