Érase
un mosquito que al igual que a todos los de su especie, al poco de
nacer ya le quedaban escasas horas de vida. Así que en cuanto vio la
luz por primera vez se dijo así mismo:
—Tendré que darme
prisa en vivir, esto se acaba.
De inmediato se puso a volar sin
rumbo fijo, y tanto voló que quedó exhausto, se paró entonces al
lado de una charca junta a una fea fábrica, y bebió unos traguitos
de agua contaminada.
Después de descansar unos minutos, reanudó
su viaje sin saber a ciencia cierta qué hacer o a dónde ir. Pasadas
unas horas tuvo hambre y siguiendo su ancestral instinto de
alimentarse con sangre, picó a su paso todo lo que pudo: vacas,
cerdos, caballos, personas. Luego se enamoró, tuvo hijos y al
cumplirse las veinticuatro horas de su nacimiento, límite de su
ciclo vital, su vida acabó, su diminuto cuerpo cayó al suelo como
caen todos mosquitos, patas arriba y con cara de estar
diciendo:
—¡Vaya vida más corta la mía!
Pero lo que no
adivinaba, sumido como estaba en tan lastimeros pensamiento, era que
el suyo, sin saberlo, había sido un destino criminal, ya que tras su
muerte, también la ciudad entera cayó patas arriba, se borró del
mapa, desapareció, debido a su minúscula picadura envenenada, que
degeneró luego en infecciones masiva, en contagio colectivo de
hombres, animales y plantas.
me a gustado todo porque ha vivido su vida excepto cuando muere el mosquito y la ciudad tambien . t.a.m
ResponderEliminarEl cuento me ha parecido bueno,porque nos enseña q también el agua contaminada nos puede afectar gravemente aunque este lejos de donde vivimos sergio am
ResponderEliminarMe ha gustado como vive su vida al principio del cuento pero luego no me a gustado porque solo a podido vivir 24 h y no a podido vivir tantos años como viven los animales
ResponderEliminarEl cuento es triste. Porque el mosquito bebe agua contaminada y causa muchas desgracias. También que solamente vive 1 día, porque no puede disfrutar de la vida. Lara V. J.
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