Cuenta
el mitólogo Patulio: «Al regreso de la guerra contra los
mirmidones, Barión sorprendió a su mujer, Casiomea, en brazos de un
mozalbete llamado Cástor. Ahí mismo estranguló al intruso y luego
arrojó el cadáver al mar. Noches después, estando Barión
deleitándose con Casiomea, se le apareció en la alcoba Cástor,
pálido como lo que era, un muerto, y lo conminó a ir al templo de
Plutón en Trézene y sacrificarle dos machos cabríos para expiar su
crimen. Barión, aterrado y no menos pálido, obedeció. Mientras
tanto el fantasma de Castor reanudaba sus amores con Casiomea, quien
no se atrevió a negarle nada a un ser venido del otro mundo. Varias
veces Barión debió ceder su lecho al cuerpo astral de Cástor sin
una protesta, porque el joven lo amenazaba, si se resistía, con
llevarlo con él a la tenebrosa región del Infierno». El mitólogo
Patulio agrega que Castor tenía un hermano gemelo, de nombre Pólux,
pero de este Pólux nada dice.
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