Había una vez. Una, porque “dos
veces” sería una historia repetitiva.
Un
rey. Uno, porque dos sería la guerra.
Quien
estaba casado con una reina. Una, porque dos sería un drama.
Ellos
tenían una hija princesa. Una, porque dos sería un lío.
La
que estaba enamorada de un caballero. Uno, porque dos sería
telenovela.
Al
que le pusieron la condición de matar a un dragón. Uno,
porque dos sería labor titánica.
El
héroe tuvo una idea. Una, porque dos sería mucho pedirle.
La
de usar una espada mágica única. Una, porque dos ya no la harían
única.
Con
la que le quitó la vida al dragón. Una, porque el dragón
no era gato.
Entonces
se realizó la boda. Una, porque dos sería bigamia.
Y
vivieron felices para siempre. Uno, porque dos “siempres”
sería algo así como dos infinitos (aunque sí ocurrió que los dos
fueron felices).
Fin.
Uno, porque dos finales sería complicado.
Alebrije de palabras. Escritores mexicanos en breve. 2013.
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