martes, 15 de diciembre de 2020

Tú. Magda Hollander-Lafon.

Mi origen eres Tú. Mi nacimiento a Ti se lleva a cabo día a día.
Mi padre era judío, mi madre era judía. La vida cortó el cordón; me empapó en un mar de cenizas, en un océano de lágrimas, de gritos, de sangre.


Nadie vino a lavarme, a levantarme, a envolverme en su mirada. Nadie se inclinó sobre mí, sobre nosotros, cuando caíamos en la hoguera del infierno, encendido por Tus criaturas enfurecidas, ángeles de alas negras.


Nos arrojamos a la tierra, al agua, al olvido, para que nadie se acordase de nosotros.
La tierra nos absorbía, el agua nos arrastraba.


En silencio observaste cómo Tu pueblo quedaba reducido a polvo.
Mi corazón se cerró como una lápida.
Me rebelé contra Ti, sin conocerte, ante Tu ceguera, ante Tu sordera, ante Tu creación del revés.


Aún hoy sigo oyendo el tornado de gemidos que Te alababan, Te imploraban, Te llamaban por Tu nombre antes de dejarse consumir.
A los veinticuatro años, me invitas a acoger a esos millones de inocentes que hoy comparten Tu gloria.


Busco Tu mirada, Dios del día y de la noche.
En ella poso esos millares de soles quemados.
¡Ah, poder ofrecer esas brasas ardientes, por fin liberadas!

Cuatro mendrugos de pan, 2012.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario