Ocurrió esta tarde, en el andén,
mientras esperaba el tren a Barcelona.
La
luz encendió la tierra entre las vías. La tierra tuvo de pronto un
color muy vivo, como si se le hubiera subido la sangre, y se hinchó
bajo las vías azules.
Yo
no estaba feliz, pero la tierra sí, mientras duró ese largo
instante, y era yo quien tenía conciencia para saberlo y memoria
para recordarlo.
Días y noches de amor y guerra, 1978.
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