martes, 2 de febrero de 2021

Ventana sobre el arte (II). Eduardo Galeano.

Yo era muchacho, casi niño, y quería dibujar. Mintiendo la edad, pude mezclarme con los estudiantes que dibujaban una modelo desnuda. En las clases, yo borroneaba papeles, peleando por encontrar líneas y volúmenes. Aquella mujer en cueros, que iba cambiando de pose, era un desafío para mi mano torpe y nada más: algo así como un jarrón que respiraba.
Pero una noche, en la parada del ómnibus, la vi vestida por primera vez. Al subir al ómnibus, la pollera se alzó y le descubrió el nacimiento del muslo. Y entonces mi cuerpo ardió.

Las palabras andantes, 1994.

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